El pasado Jueves por la tarde cerca de 50 padres y madres hicimos un hueco entre nuestras responsabilidades para hacer un alto en el camino y preguntarnos: ¿por qué gritamos a nuestros hijos?
La cuestión tiene cientos de respuestas: “le digo que apague la TV y no me hace caso”, “no recoge su habitación”, “tiene continuas rabietas en público”, y muchas otras causas.
Teníamos una ponente de lujo como es Laura Monge, quien nos puso sobre la mesa una serie de pautas para “Educar sin gritos” de forma amena y con muchos ejemplos de nuestra vida cotidiana. En resumidas cuentas el principal truco para educar sin elevar nuestro tono de voz es involucrar a nuestros hijos en sus responsabilidades e implicarles en ser ellos mismos los gestores de sus propias tareas. Este sistema suele funcionar durante un tiempo (mientras les motiva) y después hay que seguir buscando otras dinámicas para que sean ellos los que se auto-gestionen y no sientan desazón por estar siempre acatando nuestras “órdenes”.
Al final de la ponencia tuvimos un momento de distensión con las preguntas de algunos de los padres y madres a Laura Monge, siempre con casos en los que nos veíamos íntegramente reflejados. No todos los niños y jóvenes son iguales pero podemos guiarlos con una serie de pautas y siempre acompañándoles de cerca en este camino que es el aprendizaje de la vida.
Gracias a APAS por facilitarnos estos espacios de reflexión.
Redacción: Rubén Barberá