Quiero ser, como Kenitra, un pequeño puente que una a cristianos y musulmanes, pobres y ricos, europeos y africanos, jóvenes y mayores.
El cardenal Omella sugería a don Cristóbal: «Recuerda que los musulmanes no son adversarios sino compañeros de viaje«.
Le deseaba igualmente poseer la sabiduría de Salomón y el Rector Mayor de los salesianos, don Angel Artime, ser un pastor «misionero, dialogante para con todos«.
Al final de la ceremonia, después de dar gracias a su antecesor y a Dios, en medio de aplausos, manifestaba que la llamada del Señor implicaba en él una actitud «sin reservas, sin retraso, sin retorno, por amor«.
Dio también «las gracias al rey Mohamed, «comendador de todos los creyentes, también de los cristianos«, a obispos, curas y fieles, con un saludo especial a su padre de 93 años, que «ha sido valiente y ha querido acompañarme» (Religión digital).
Él había dado comienzo a su presencia en Marruecos «con dos prioridades: los jóvenes y los pobres. Y para eso quiere ser simplemente Cristóbal, el portador de Dios. Por eso prefiere que no le llamen excelencia o monseñor, sino padre Cristóbal» (Religión digital)
Redacción: Juan Pérez González, salesiano