Ella estuvo presente en los comienzos de la educación infantil en el colegio.
Ha cedido en sus esfuerzos. Su voluntad tuvo que claudicar ante el mal que padecía. Ni siquiera consintió en la sedación manteniendo viva la esperanza.
Hoy muchos antiguos compañeros y amigos la hemos dado el adiós lleno de nostalgia y esperanza.
Judit había dedicado su vida a la educación de los niños y niñas del colegio Don Bosco. Su formación psicológica universitaria la había impulsado a la formación de una escuela de padres para la mejor orientación de sus hijos. Sus charlas y dinámicas fueron apreciadas y de gran ayuda. Había estado presente en la implantación de la Educación Infantil en el colegio.
El adiós de esta tarde en el acto religioso de despedida ha estado lleno de esperanza cristiana; a ello contribuyeron las palabras de Don Rosendo, director tantos años del colegio y compañero de Judit. ¡Descanse en paz!
Juan Pérez González
Salesiano