El templo parroquial, a pensar de ser día laboral, se llenó a rebosar, rodeando a la Señora Auxiliadora.
La Madre Auxiliadora sigue manteniendo hondo eco entre la feligresía alicantina. Algo envejecida, aquellos que mantuvieron profundo afecto a María en su niñez y juventud siguen cercanos a quien ocupa un lugar transcendental en las raíces de su fe.
Hoy, y en este acto, se ha vivido la presencia de María en cada vida. Lo ha significado un grupo de jóvenes con el gesto de ofrecer unas manos blancas acompañadas de flores; todo ello expresando cercania e intenciones por María. Expresado también por un grupito de personas adultas que recibían sendas medallas al deteminarse a pertenecer a la Asociación de la Señora, gesto que hunde sus raíces en los primeros tiempos de los salesianos en la ciudad y en este lugar
Gracias, María, por venir hasta nosotros, por hacernos cercanos a todo cuanto representas y expresas; gracias porque sentimos que nos proteges.
¡Queremos, María, por poner bajo tu manto a nuestras familias y a todos cuantos paisanos conviven con nosotros!
Juan Pérez González
Salesiano