Cristo, con los discípulos, su Madre Dolorosa y todo el misterio redentor ante sus fieles
En una tarde placentera, abría las puertas del templo de María Auxiliadora y, toda solemne, se presentaba al numeroso público, que contemplaba una vez más, expectante a sus fieles, como el Cristo de la Santa Cena, llevado por el numerosísimo grupo de costaleros que subían la cuesta y hacían el primer giro para iniciar el gran recorrido.
Así salía el Gran Paso, solemne, rítmico, hacia el palacio diputacional en espera de los pasos hermanos, el Cristo de la Caída, el Cristo de los jóvenes, la Madre Dolorosa y Auxiliadora, donde iban a verse y contemplarse, todos expectantes como un público atento a los mensajes que iban meditándose en un silencio respetuoso y la atención de presidencia, damas, y costaleros, cobrando fuerzas para continuar el recorrido hasta su meta, el largo camino a buenas horas de ya entrada la noche.
Las calles alicantinas han contemplado los pasos de la Hermandad con la presencia enfervorecida de tantos y tantos alicantinos.
Juan Pérez González
Salesiano
