Tras la bendición de Ramos en Maristas, todos acuden a la parroquia S. Esteban.
El pasado año escolar se tomó la decisión de celebrar el domingo de Ramos de modo particular: cada año bendecirían las palmas en un colegio, salesianos, maristas, salesianas, franciscanas, altozano… Finalizada la bendición, acudirían en romería hacia el templo de la parroquia de San Esteban para participar en la celebración de la eucaristía.
Y así ha sucedido en este segundo año, con la idea de hacerlo costumbre. La finalidad no parece simplemente ocasional; desde su origen se pretendió que el gesto impulsaría progresivamente en favorecer la convicción de formar, todos unidos, comunidad cristiana en torno a au parroquia.
Una inmensa multitud de padres, hijos, profesores, religiosos, sacerdotes iniciaron de buena mañana su caminar hacia S. Esteban; llegados allí llenaron el templo y sus exteriores que, -puertas abiertas- dieron cabida a la multitud peregrina.
Pocas veces se realiza un gesto colectivo tan hermoso. Tan bello como para crecer conciencia de hermandad y como cercanía a la comunidad cristiana eclesial.
Juan Pérez González
Salesiano