De primero a sexto todos los niños están pendientes del mercadillo solidario: comprar y destinar a fines solidarios.
El tiempo litúrgico que está viviendo la comunidad cristiana venimos llamándola «cuaresma«.
Es un tiempo para lanzar una mirada hacia el interior y modificar aquellos hábitos contrarios a «lo solidario», «el menosprecio», el «vivir al margen» de lo que está pasando a los demás, especialmente a situaciones de pobreza, hambre, desnutrición.
Por eso cobra sentido el favorecer actividades de solidaridad que tengan por objetivo el remediar -en lo posible- situaciones como las descritas. «Este el ayuno que yo quiero, el sacrificio grato a mis ojos«, leemos en el Libro sagrado.
El viernes próximo culminarán los mercadillos con un almuerzo solidario en toda la Primaria.
Redacción: Juan Pérez González, salesiano